Es increíble leer y escuchar como
mas de 150 exfutbolistas del calcio de entre los años 60 y 80 han padecido o han
muerto demasiado jóvenes por causas que aun son hipótesis, enfermedades de
origen desconocido pero todas originadas en los mismos equipos. No consigo
entender nada, es mas, paro de leer cada poco y pienso, pero es esto verdad.
Pues si, parece ser que esto está causado por el consumo excesivo de ciertas
sustancias o también llamado doping. Una extraña tragedia que sacude al futbol
italiano.
La
mayoría de los casos se concentran en el Génoa, Torino, Sampdoria y la Fiorentina. La Fiorentina que tiene una
historia de locos, con tumores, muertes misteriosas, problemas cardiacos,
leucemias, todas enfermedades que hacen pensar que algo raro pasaba allí en
esos años.
Y
todo esto sale a la luz solamente cuando un juez (el que condeno a la Juventus
en aquel descenso a la serie B) Rafaelle Guarinello que empezó a investigar el doping en el
Calcio y fue entonces cuando algunas viudas de exfutbolistas fueron a denunciar
que su marido había muerto joven y sospechamos que haya una relación entre
estas muertes y el uso del doping.
Entonces
se hizo un listado de más de 24.000 jugadores y se encargo una investigación para
ver quien había muerto y de qué manera.
Y el juez se propuso que si hay una causa especifica que pueda explicar
tantas muertes entre exjugadores llegarían hasta donde hiciera falta para
encontrar la causa que lo explique, y como comenta, es algo que no está siendo
nada fácil.
En
el calcio, nadie habla. Nadie sabe nada. Excepto un exjugador, Carlo Petrini (En
su época uno de los fichajes más sonados del Milan). Que decidió hablar el día
que se entero lo que le había pasado a su excompañeo de equipo Bruno Beatrice,
que murió con leucemia a los 39 años de edad. Como Carlo relata, en ese momento
decidió dedicarse a contar lo que el había vivido en sus carnes. Relata
situaciones (1968) en las que le obligaban a pincharse antes de los partidos
para rendir más. Describe como era la
respuesta de su cuerpo, sin poder parar, arriba y abajo, sin cansancio, era una
cosa absolutamente extraña y que nunca antes había sentido. Y una vez
finalizado el partido, cuando pensaban que ya había terminado, cuenta como no
se había acabado, tenían tanta fuerza en el cuerpo que no podían estarse quietos,
incluso en momento de la noche, notaban
como se les hinchaba la lengua tanto que no les entraba en la boca. Y cuando
realmente se pasaba el efecto y de verdad te llegaba el cansancio (Muchas veces
habían corrido más de lo que su cuerpo podía gracias a la sustancia) se
quedaban dormidos en cualquier sitio, donde fuera, destrozados. También cuenta
Carlo como desde hace cuatro años, el mismo está luchando contra un tumor
cerebral maligno y está casi ciego.
De
aquel periodo, han muerto muchos, y otros tantos están enfermos.
La
verdadera historia de Bruno Beatrice contada por su propia hija (Claudia
Beatrice) dice que el jugador solo tenía una simple pubalgia pero La Fiorentia
necesitaba su presencia en el campo por lo que como decidieron aplicarle una
terapia con rayos X que en esa época nadie sabía lo que era y estaba ciclos de
40 o 45 minutos diarios además de inyectarse una sustancia que ni el mismo
llegaba nunca a saber lo que era. SU hija expone una reflexión, ¿merece la pena
por jugar al futbol enfermar a los 36 años y morir a los 39? Paso dos años en
el hospital sin que nadie pudiera tocarlo si quiera, viéndolo a través de un
cristal, vomitaba sangre por la boca ¿Qué vida era esa?
Pero
falta mencionar algo más misterioso aun, la esclerosis lateral amiotrofica
(ELA), enfermedad que en 5 años acaba con el musculo del cuerpo dejando el
cerebro en perfectas condiciones. Relata el caso del capitán del Génoa Gianluca
Signorini que reconoció tener esta enfermedad. De
a poco, la enfermedad comenzó a inmovilizarlo, paralizándole todos los
músculos. Murió el 6 de Noviembre de 2002, en la ciudad de Pisa. En su honor, la
camiseta número 6 del Genoa se retiró.
Pero
este no sería el único caso que salió a la luz. Aparecieron muchos más casos
como el suyo que hicieron saltar las alarmas. Se encuentra que la media es de 3
o 4 casos por cada 100.000 habitantes, y extrañamente en futbolistas esta media
subiría a 6 o 6,5 casos. El juez Rafaelle
Guarinello indica que hay en otros
deportes el número de casos es 0 y confusamente en el futbol italiano el número
de casos estaba por encima del resto de la población. Ningún caso en otro
deporte, solo a futbolistas.
Estremece
el caso de Stefano Borgonovo de 49 años de edad que padece esta enfermedad y en
la actualidad solo puede comunicarse a través de sus ojos, gracias a un sistema
que por la lectura de su retina le permite escribir (Pone la piel de gallina).
Una leyenda del futbol italiano, del Milan. El define a la enfermedad como la
cabrona. El habla de cómo el primer año o año y medio lucho contra la
enfermedad ya que empeoraba rápidamente y no había tiempo para pensar en otra
cosa hasta que le tuvieron que poner respiración
asistida y en dos años más o menos se quedo como se encuentra ahora mismo. Su
mujer dice, “Creo que soñamos la misma cosa, que se cure. El sueña en curarse
por el, pero sobre todo por sus hijos.”
Casos
como el de Borgonovo, Signorini, Carlo Petrini y otros que han muerto, han sido
futbolistas. Algunos no culpan al futbol de su enfermedad, otros sí. Pero resulta
que todos han jugado en Italia en el periodo de los años 60 a los 80.
¿Casualidad? ¿Por qué no sale de una vez todo a la luz? ¿Es tan importante el
futbol como para olvidarnos de esto?
Esta
es la situación. A nadie le importa si mueren o enferman exfutbolistas, basta
con defender el mundo del futbol. Esta es la realidad. El problema no se
solucionara escondiéndolo. Parece algo increíble, nadie quiere hablar sobre
ello, y el que lo ha hecho, enseguida se arrepiente y vuelve a la sombra. Así están
las cosas en Italia.
Incluso
se llegan a mencionar jugadores de la selección azzurra que jugaran el próximo mundial
que periódicamente van a hacerse controles al neurólogo. Hay miedo, pero siguen
sin hablar.
Es
curiosa la reflexión que hace Carlo Petrini sobre el futbol, palabras suyas: “
Cuando yo jugaba, disputábamos 40 o 45 partidos al año y nuestro ritmo era de
un Fiat 500, hoy los futbolistas juegan entre 60 y 70 partidos a ritmo de un
Ferrari de Formula 1. ¿Cómo pueden resistirlo? Piénsalo. ¿Cómo hacen? Juegan
cada tres días y no son diferentes a mi, físicamente son como yo. No tienen dos
corazones, dos hígados o seis pulmones. Dame una explicación del porque ellos
consiguen hacer lo que hacen y entonces te respondo si creo que hay doping o no”.
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